Estefanía sufrió una brutal agresión mientras trabajaba en los calabozos del complejo de Zapadores, en Valencia.
Un detenido le golpeó y le fracturó la mandíbula por varios puntos. Un año después, lucha por reincorporarse a su puesto de trabajo. Historias como la suya nos dan cuenta de la gravedad que supone la pérdida del principio de autoridad y las insuficiencias legales para las personas detrás de los uniformes que se juegan el tipo por su sociedad.